Me llamo Francesca. A los dos años perdí la vista de mi ojo izquierdo mientras estaba jugando en el jardín con una cesta de hierro.
A los trece años, siguiendo el consejo de un oculista de Milán, decidí ir a la clínica Villa delle Rose en Reggio Emilia donde el Señor Curzio en persona hizo mi primera prótesis.
Ahora su nieto Fabio se ocupa de eso y no hay ninguna diferencia. Las prótesis siguen siendo perfectas en sus colores, formas y detalles. Mi oculista también sigue confirmando la óptima calidad de los implantes.
Muchas gracias a todos.
Un saludo cordial de Francesca Piazza