Ya en los primeros años cincuenta Curzio Dalpasso abrió un pequeño laboratorio en el centro de Reggio Emilia con la ayuda de su joven novia Paola Firenzuoli, con la que se casó pocos años después y que fue su colaboradora en la actividad. El matrimonio fue uno de los primeros en Italia en producir y aplicar prótesis oculares de resina acrílica y en los Laboratori Oftalmotecnici Dalpasso (este es el nombre originario de la empresa nacida oficialmente en 1958) se dedicaron también a la producción de lentes de contacto de PMMA, tanto corneales como esclerales, para corregir ametropías y patologías difíciles de subsanar por aquel entonces, como el queratocono, la aniridia, la afaquina, el coloboma o la atrofia del globo ocular.
Muy pronto el laboratorio aumentó su plantilla y desarrolló colaboraciones con un gran número de oftalmólogos y de cirujanos plásticos y maxilofaciales, sensibilizados e interesados en este nuevo campo. En pocos años los laboratorios Dalpasso se convirtieron en sinónimo de Prótesis oculares a medida y en un punto de referencia para los pacientes que no querían resignarse a llevar viejas prótesis de cristal o estandarizadas.